"Babygirl" de Halina Reijn trata el tema de las experiencias nuevas de una alta ejecutiva ( interpretada por Nicole Kidman que carga sobre sus espaldas el grueso de la actuación) de una empresa de tecnología punta.
Las primeras imágenes muestra a una señora bien con una ganas sexuales altas y poco satisfechas. Su vida en familia, con su marido interpretado por Antonio Banderas, junto a sus hija muestra una situación de un acomodo social y económico alto.
Aquí no se vislumbran problemas de no ser que entre en juego el aburrimiento de una vida muy fácil y rutinaria. Sin embargo, las pasiones sexuales fallan y entra en juego el joven becario, interpretado por Harris Dickinson, que busca hacerse un hueco en la historia.
Su protagonismo está en complacer a esa mujer que confiesa a su marido que con él no ha tenido un orgasmo en toda su vida y eso le fastidia. La entrada en su vida sexual de ese joven que hace prácticas en su empresa le acarrea un cambio de su estado de bienestar y una constante desesperación. La pasión carnal recuerda bastante, por momentos, a "9 semanas y media" de Adrian Lyne ( en aquella ocasión con Kim Basinger y Mickey Rourke como protagonistas) donde el ardor por el sexo no tiene freno.
En fin, una actuación estelar de Kidman en un papel de mujer enérgica que ha conseguido sus retos en la vida, pero al final un tanto insatisfecha de su trayectoria con el sexo.
"Firebran" de Karim Ainouz plasma en la pantalla los últimos día de vida de un monstruo que se consideraba con la potestad y propiedad de violar a las mujeres que quería y luego condenarlas a la guillotina porque les molestaban por no conseguirle el hijo deseado. El relato histórico, hay que situarse en el año mil quinientos, se inicia como un cuento. Una voz en "off" comenta que viven en un reino sangriento con un monarca "enfadado" y "enfermo". Es una narración de Isabel I que reinó posteriormente más de cuarenta años en paz, de Inglaterra por el terror que paso en su adolescencia en la corte junto a su padre, el rey Enrique VIII, interpretado por Jude Law.
Su madre, Ana Bolena, fue responsable de que el soberano se hiciera con las riendas de la Iglesia en ese país y crear el miedo para desmontar su matrimonio con Catalina de Aragón ( por cierto, su hija María I de Inglaterra llegó a reinar durante cinco años y hoy en día todavía quedan vestigios de su mandato sangriento por medio de ese coctel a que da su nombre Bloody Mary) y liarse con ella. Tiempo en que la guillotina necesitó de afilados constantes para rebanas cuellos sin cesar. Por no acatar los designios del Dios terrenal, por ejemplo, Thomas Moro, su consejero más importante, pasó su cuello por la máquina de cortar pescuezos. ( plasmado en el clásico "Un hombre para la eternidad" de Fred Zinnemann). Sin embargo, cuando Ana no le dio el hijo que deseaba se buscó la excusa para culparla de adulterio y traición, posteriormente rebanarle el cogote. La tercera mujer, Juana Seymour, le da el varón que desea, pero la palma a las primeras de cambio, supongo que no soporta tal animal a su lado. La cuarta mujer, Ana de Cleveris, dijo que era fea y después de pasar por la cama, peor. Así que tardó poco en darle la patada. La quinta esposa, Catalina Howard, con apenas diecisiete años y el rey casi cincuenta, pronto se cansaría y le cortaría la gola por traición. Así las cosas, quién se atrevía a meterse en ese fregado. No se pierdan el clásico. una joya en blanco y negro, de Alexander Korda"La vida privada de Enrique VIII" con un magistral Charles Laughton en el papel del rey autoritario, pero con una visión que raya el ridículo. Cuenta ciertos detalles con sus parejas como por ejemplo, la de Ana Cleveris que en su noche de bodas juegan a las cartas y le ofrece algún castillo para perderla de vista, porque no la traga o el momento de acudir a la alcoba de una doncella que posteriormente será su mujer que, en la noche, intenta pasar desapercibido cuando va a su habitación y en cada rellano la guardia real grita la llegada del monarca.
Pues sí, Catalina Parr, interpretado por Alicia Vikander, ( aquella actriz de "La chica danesa" de Tom Hooper), quiere amaestrar al potro salvaje con el peligro de ver rodar sus ojos fuera del cuerpo. En definitiva, el soberano hacía todo lo que le venía en gana, si una dama de cámara era bella y se le cruzaba, pues la tomaba, porque se consideraba de una especie superior a la terrenal.
Se cuenta una porción de vida del rey, pero al villano le deben quedar infinidad de rincones de su historia por descubrir. Los abusos infames siempre dan juego en la pantalla con sus miserables actos. Por poner una pega, si no te empapas de la historia te puedes perder la trama de los personajes malvados que buscan siempre su beneficio.
"Misantropo" de Damian Szifron ( director de "Tiempos de valientes" y la excelente "Relatos salvajes" ) es un producto bastante comercial. La trama se apalanca en exceso en las miserias de una chica policía marginal que, gracias a un inspector, que confía en ella, se implica en atrapar a un asesino peligroso. Se inicia su proyección con los asesinatos de un francotirador que se carga sin saber por qué a diecisiete personas de una zona comercial en concreto de Baltimore, el lugar donde se desarrolla la serie de detectives "The Wire" de David Simon. Es Navidad y la peña está celebrando el Año Nuevo cuando todo se llena de sangre, porque un loco asesino dispara a discreción a todo aquello que se mueve a su alrededor. Así, la historia de policías se desarrolla en invierno y constantemente pisando nieve en la ciudad.
La policía, Eleanor Falco, que está con un altercado menor, en un bar, interpretado por Shailene Woodley ( aquella actriz de la película "Bajo la misma estrella" de Josh Boone, en ese caso con un tema muy diferente de enfermedades y amores imposibles) marcha a toda prisa a socorrer a las víctimas donde se ha producido el tiroteo del pirado desconocido. Pasados los asesinatos, la policía le cuenta al inspector un detalle sobre el asesino que ahora ya se ha saciado de muertos y que cuando le entre el mono volverá a disparar. El jefe, no se sabe bien por qué motivo, se ha fijado en ella para que le ayude a descubrir al pirado. Ella quiere ser determinante, pero su superior siempre la discrimina alegando que es una policía de a pie que no tiene título universitario y transita por las calles sin más y gracias a él puede ocuparse de algo más importante que callejear y ocuparse de chorradas de peleas de bares intranscendentes.
Parte de la trama se emplea en tomarla con la chica que no estudió en su juventud y tuvo ciertos problemas que ahora le echan en cara con maldad. En fin, es una peli al uso del gato que quiere cazar al ratón listo que no se deja. Con medios y bien ejecutada, pero prefiero al Szifron que se mueve en otros ambientes más locales del terreno con mucha más autenticidad, por ejemplo, como lo hacía en sus relatos.
"Concrete utopía" de Um Tae-hwa propone la subsistencia del personal ante una catástrofe natural en medio de una gran ciudad. Un terremoto de dimensiones imprevistas destruye la ciudad, pero casualmente se queda un bloque en pie y allí acudirán como moscas o como zombis las personas que están bajo los escombros y han podido sobrevivir. El mercado negro de compra y venta de alimentos se inicia entre esos supervivientes. Todo ocurre en Seúl y los personajes contarán su tragedia en el momento en que vivieron la catástrofe y se intercala en medio de las historias para crear conflicto en la trama. La idea, ahora que se han quedado ellos solos en el bloque de pisos, es la de salvarse de la catástrofe y unirse contra los invasores que quieren entrar en el edificio en pie y que han quedado desamparados entre los escombros.
Crearán unas normas y leyes de convivencia que pronto harán agua como lo hace la política actual en cualquier territorio o país. Surgirán diferencias, pues eso de racionar la comida, cumplir las leyes y sobre todo, crear un gobierno con un líder que controle y haga cumplir las normas no es nada sencillo. Hay muchas similitudes con "La sociedad de la nieve" de Bayona por el tema de subsistencia; mientras unos se buscan la vida entre la nieve, aquí será bajo los escombros y los cadáveres de la ciudad, el resto que está fuera intentará cruzar el portal. En definitiva, como ocurre con los políticos, cuando se intenta fundar una nueva sociedad los conflictos aparecerán por todos los lados y la vida dentro, por muy buena que sea, empezará a aparecer discrepancias y la violencia se colará por doquier.
"Vermiglio" ( Gran premio del jurado en el festival de Venecia 2024) de Maura Delpero se desarrolla en una comunidad italiana de los Alpes. Se presenta en invierno, nieve por todos lados, y las secuencias se desarrollan en la casa del maestro de escuela. Estamos al final de la Segunda Guerra Mundial y la escasez en alimentos es considerable.
En ese lugar tranquilo y de buena armonía cambiará de golpe con la llegada de un soldado desertor. Todo se desarrolla en un ambiente gélido y muy rural.El hilo conductor está en el maestro, su familia y la seducción que se verá sometida su propia hija. Él acepta a ese tipo que ha desertado. Se enamora de su hija y se casan, justo se acaba la guerra y el soldado marcha a la ciudad a resolver temas pendientes. En fin, allí ha dejado a una joven embarazada y los días pasan, pero el joven no volverá.
Jorge Alonso director de "Camino de la suerte" mete el dedo en la llaga de la vida sin rumbo por la pérdida de tu ser más querido.
Se centra en el recién viudo, interpretado por Tito Valverde, asolado por la pérdida de su esposa y no acepta ayudas ni pamplinas de su familia. Con ese imagen inicial, en la cama, despertándose junto a un cadáver, sin inmutarse como si ya se supiera todo lo que iba a pasar. La muerte siempre tan cruel, lógica y sencilla, llega porque estás vivo y un día abandonas el cuerpo. No hay más mierda que la que nos espera. Siente milongas de su hija que le dice vente a casa que estarás acompañado. Así, el yerno le dice que quitará su propio despacho para hacerle un hueco. Por eso, ante tanta pamplina de duelo, porque piensa que son todos unos falsos, agarra de la mano su maleta y se desplaza, sin pensarlo ni un minuto, al pueblo, ( Sorihuela del Guadalimar en la provincia de Jaén por la Sierra de Cazorla) lugar de donde salió en la infancia con su esposa.
Pronto viene a la imagen aquel viudo cascarrabias que creó Alexander Payne en "A propósito de Schmidt" encarnado por un gruñón de Jack Nicholson, también los vecinos conectan, en cierta manera, con los comportamientos poco sanos que hay de ciertas gentes de pueblo como ocurre en "Un amor" de Isabel Coixet, donde se murmura chismes y cotilleos. Por lo tanto, pretende mostrar ese ambiente cultural de pueblo: fiestas con sus hogueras y procesiones, las mujeres que barren las calles, el pan a domicilio. Con sus tradiciones y el personal que le encanta entrometerse y chafardear constantemente en las vidas de los demás. Sin embargo, en ese estado de soledad siempre se encuentra a alguien con quien arreglarse la vida: yo te cocino que no tienes ni puñetera idea y tú me arreglas la casa que está completamente destartalada.
Al final, esa casa oscura con las persianas bajadas acaban todas arribas y los espacios se llenan de luz y claridad. Esto quiere decir que se acabó el luto. En fin, el recuerdo de los días pasados y el inicio de una vida en ese momento de su estado existencial crucial destruye al personaje hasta que conoce a alguien que con pequeños detalles le cambia el temperamento y un inicio de vida nueva.
"Vicent debe morir" de Stephan Castang arranca con ciertas expectativas violentas. De entrada, ese cachondeo que se lleva un tipo en una oficina sobre un becario del despacho y le gasta la broma de que como es nuevo le podría traer el café a su mesa. La mofa no ha sentado nada bien en el nuevo, pues a la menor ocasión se lía a trompazos con el portátil sobre la cabeza del gracioso. La brecha en la cara es profunda, pero si no lo paran allí mismo lo deja sin cabeza. La intención no era ridiculizar al muchacho, pero, a veces, hay que medir las palabras hacia los desconocidos.
Es un altercado que deja pasar y no lo denuncia. Sin embargo, la violencia no acaba aquí y ese personaje, interpretado por Karim Leklou, no entiende que en cuanto le miran el careto le dan mamporros sin parar. Así, sin motivo alguno, se suceden las agresiones sobre el mismo tipo y, en la misma empresa, siguen otros atacantes que, en otro caso, lo apuñalan salvajemente en la mano sin motivo alguno. Es una situación extraña, puesto que los agresores se trasforman con solo mirarlo a la cara. Así, no tiene más remedio que denunciarlo a recursos humanos para que esclarezca los hechos y tome cartas en el asunto.
En fin, la situación se complica tanto que se esconde y huye de todos porque la toman con él en el lugar donde se oculte. Solo con mirarle los ojos ya les entran ganas de cascarle fuerte.
"El 47" de Marcel Barrera ( implicado en las causas perdidas y en los tipos marginales como hacía en "Mediterráneo" que cuenta la tragedia en que se ve metido una embarcación Open Arms con la decisión de largarse con su barco a rescatar inmigrantes de Grecia en 2015) se posiciona en los parias marginados que llegan de Extremadura o Andalucía y quieren levantar sus casas en la clandestinidad durante la noche y en las faldas de las montañas escondidos de la gran ciudad de Barcelona. Era un asiento más de los ilegales que se asentaban en la gran ciudad: la montaña del Carmelo ( allí donde Juan Marsé colocaba a su charnego de "Últimas tardes con Teresa" de Gonzalo Herralde y justo un personaje que bailaba con Teresa que se arrima demasiado comenta que es de T. Baró; las barracas en la Perona y chabolismo en el Campo de la Bota. Esa expansión también llegó cerca de la Torre del Barón y por ello pasó a ser el barrio de Torre Baró, en el norte de la ciudad, por detrás de la Meridiana en la cima se levanta la fortificación.
El director ya se posiciona en favor de los desprotegidos y muestra sus penurias nada más iniciarse la primera toma en esa masa de cemento para construir la casa lo mezclan con tierra para que preste más el material. La historia tiene fuerza al agarrarse a un hecho real. El hilo conductor es Manolo Vitali,
interpretado por el gran Eduard Fernández, no podía ser otro, con su mostacho que casi le tapa toda la cara, que lleva a cuestas a una niña y pronto se enrollará con una misionera, interpretada por Clara Segura que se quiere hacer cargo de su hija.
Luchó, aquí se ve como un solitarios que pide sus derechos y siempre son denegados, contra el sistema para conseguir los bienes necesarios: luz, agua y trasporte; pero no estaba solo detrás había un sindicato que lo empujaba y no se comenta. Él es conductor de autobuses, el 47 que lleva el nombre de la peli, y está muy implicado en que su barrio sea considerado como uno más de Barcelona. Los derribos de las casas no están tan alejados de lo que pasa actualmente en los territorios palestinos y los israelitas, los cuales decretan una zona como campo de tiro militar y tiran al suelo las casas de aquellos que llevan en esa tierra mucho tiempo. Eso se puede ver en el documental "No Other Land" de Basel Adra. Cumple con lo que pretende: implicar al espectador del sufrimiento de esa gente recién venida, pero se cuelan momentos que no fueron así, como por ejemplo que un joven Pascual Maragall, interpretado por Carles Cuevas, frecuentara aquel 47 y fuera conocido de Vitali cuando en la realidad lo visito en sus últimos días de vida; o el alcalde,
interpretado por David Verdaguer, de de la época con un traje elegante y de un colorido verde chillón que no se espera en la época mas bien un hombre de corta estatura y con bugitillo imitando al caudillo. Y el gazapo más grande es oírle decir que son alcaldes democráticos cuando estamos en 1978 y las elecciones democráticas fueros un año más tarde. El barrio está lleno de activistas, pero el pequeño personaje de Salva Reina destaca con sus pintadas en el mismo ayuntamiento.
En fin, peli con mucha tirada de taquilla y muy nominada en los Goya 2024. Toca la fibra del espectador que rápido se posiciona en favor de los desprotegidos y en contra de la guardia civil que impone su ley con la fuerza.
Hay que irse muy atrás en el tiempo para encontrar un Almodóvar interesante. por ejemplo, en "Volver" recupera la tragicomendia de los inicios donde retoma a Carmen Maura y la intriga del asesinato recuerda a "Qué he hecho yo para merecer esto"; "Hable con ella" o "Todo sobre mi madre" dramas profundos donde busca el camino que lleva a la muerte. Luego el desierto, tirar de Banderas en "La piel que habito" y "Dolor y gloria", pero ya muy lejos de aquel papel del jovencito actor en sus inicios de "Átame". Aquí, en "La habitación de al lado" ( mejor película en el festival de Venecia 2024), que es justo donde quiere que está su amiga en sus últimos momentos. Echa mano de dos actrices de gran tirada ( nominadas las dos a los Goya 2025), por un lado,
Jolianne Moore ( ya abordó el tema en "Siempre Alice" de Richard Glatzer en aquella ocasión era ella que se quería quitar la vida por un alzheimer galopante), escritora reconocida en la ficción y , por otro lado, Tilda Swinton, amiga de la anterior en la ficción, reportera de guerra y otros trabajos que, pasado un tiempo, le han diagnosticado una enfermedad terminal.
Es un tema, del reencuentro de amigas después de años de olvido que se encuentran por culpa de una enfermedad terminal, ya se ha abordado en otras pelis con más solvencia y un punto de ironía ante la muerte, como en su día hizo Cesc Gay con "Truman", en este caso con dos actores excelentes Ricardo Darín y Javier Cámara o en "Mar Adentro" de Alejandro Amenábar. Hay una puesta en escena de vestuario, colorido muy típica del director que se hace llamativa y luego el trabajo de las actrices es espléndido, pero me deja frío.
No sé qué pintan tanto secundario de categoría con un papel tan limitado: John Turturro, Juan Diego Botto, Raíl Arévalo, Victoria Luengo, En fin, el drama a secas o la comedia en solitario como ocurría en "Los amantes pasajeros" no acaba de funcionarle y lo suyo sería mezclar las dos especialidades drama con comedia.
"Volveréis" de Jonás Trueba repite con los mismos actores de "La Virgen de agosto"Itsaso Arana y Vito Sanz,
nominado al mejor actor en los Goya 2025; también aparece con un mínimo papel, pero intenso el padre de Jonás, Fernando Trueba. Plantea, como lo hacía en la Virgen en aquella ocasión el personaje se encuentra en Madrid en pleno agosto donde no encuentra amigos y está a la deriva. Aquí, en cambio, el conflicto parte de una pareja que llegado el momento se quieren separar. Ya llevan catorce años y así, de pronto, como un juego, les entra las ganas de separarse. Tienen la brillante idea de realizar una fiesta de separación. Por eso, avisan a los amigos y al personal para notificarles la noticia. Ellos lo dicen con naturalidad, que no pasa nada que están bien, pero se separan y lo celebran.
Los amigos no acaba de recibir la noticia con buenos ojos, porque no entienden que se separen y se alegran al mismo tiempo, puede que piensen que están tarados. La película se adentra en una forma de "metacine", es decir, el cine dentro del cine. Y ella, montadora, va creando el mismo relato de la cinta con imágenes en tiempo real. Y esa famosa fiesta de separación es el tema de la película que rueda. El estilo y la forma del desarrollo guarda cierto parecido con "El sol del futuro" de Nanni Moretti. Finalmente, no es que quieran separarse ,pero ya que están metidos en ello por medio de un juego, ahora no se van a echar atrás. Busca contar con sencillez la trayectoria humana de una pareja. No esperes intriga, acción, no. Es otra cosa: encontrar un espacio mejor donde se pueda convivir de otra forma o algo así.