"El ministro de propaganda" de Joachin Lang se centra en la obsesión de un tipo inteligente,
interpretado por Robert Stadlober, ( Joseph Goebbels, doctor en filología alemana que se le fue la pinza en los años del nazismo) que empleó su brillantez en proyectar la propaganda del Führer.Su sueño de ser escritor se perdió en el momento en que se afilió al Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán y se interesó exclusivamente por la propaganda del partido. Cuando en 1933 los nazis subieron al poder, tomó el ministerio de la propaganda.
Goebbels exhortó a las fuerzas nazis, pese a que el final de la guerra estaba próxima, a seguir con la guerra total en un mitin nacionalsocialista en el Spotpalast de Berlín en 1943. Considerado demagogo y agitador de masas, cuidaba hasta el último detalle con tal de manipular la realidad e invitar a su pueblo a una masacre total. Así es como se inicia la película al final de la guerra que modela las imágenes de un Hitler desesperado y no le importa que vayan a morir al frente niños y viejos.
En la cinta se enlazan imágenes reales del enloquecido momento que pasa la población junto a su líder político, en blanco y negro, solapadas a la misma peli. La propaganda manipulada en cualquier régimen es la punta de lanza de un autoritarismo y el inicio de una dictadura. Así, el ministro de la propaganda está condenado a aguantar a su mujer, cuando ya no la desea, por orden del
Título original Führer und Verführer
año 2024
Duración 135 minutos
País Alemania
Dirección Joachin Lang
Guion Joachin Lang
Música Michael Klaukem
Fotografía Klaus Fuxjager
Reparto Robert Stadlober, Fritz Karl,
Franziska Westz, Katia Fellín,
Raphaella Most, Moritz Fuhmann,
Sebastián Thiers, Oliver Fleis,
Michael Glantsching.
La película se inicia con la agonía final del ideólogo criminal junto al pueblo alemán derrotado. Pero la trama se centra en seguir los pasos de ese ministro propagandista que tuvo mucha culpa de encender el odio del pueblo hacia los judíos. Por lo tanto, muestra sus farras en sociedad y su otra cara doméstica en el seno de una familia numerosa. Le cuenta a su amante que está loco por Adolf, y lo considera como a su padre, pero que está rodeado por incompetentes oficiales, a los cuales los va desmenuzando y desprestigiando uno a uno. Después del repaso esperpéntico de ellos, los considera unos fracasados y con esos no se va a ningún lado. Así, va desnudando a todos los ministros y al final de la descripción llega su nombre que se coloca a la izquierda del Fühler. Así, Gobbels es su principal confidente y comparte todas las ideas con él. Por eso, le confiesa personalmente las intenciones que tiene: empezar una gran guerra y hacerse con el mundo. Tiene al pueblo en lo más alto y comenta, Adolf: "cada generación debe experimentar al menos una guerra". Así las cosas, el pupilo sigue las consignas de su ídolo y saca el veneno sobre aquel que tenga algo de judío. Sigue por el mismo camino de intimidar a los judíos, de hecho se ha hecho con los terrenos colindantes a su casa y de manera gratuita: se ha cargado al vecino judío y se ha quedado con su propiedad, así de fácil. Se le considera un mujeriego y lo sabe todo quisque. Pero a él no le importa decirle a su mujer que tiene a una querida que ama y ella es la madre de sus hijos y guardará la compostura. El jefe de la propaganda está presente en los planes de Hitler, que está decidido a sellar esa ruptura de matrimonio de su ministro: primero aplastar Checoslovaquia y luego ya veremos. La ruptura de sus escarceos sexuales y su obsesión por cumplir con su cometido de elevar el odio hacia los judíos irrumpe en cuanto hay un altercado aislado con ellos. Esto da pie a realizar una gran campaña de injurias al colectivo que rechazan. Por lo tanto, cualquier escaramuza con los judíos será la excusa para lanzar el discurso racista entre el alto mando de generales. Evidentemente, la maquinaria del odio ya había comenzado. Y, llegado a este punto, las coincidencias de repartirse el mundo entre Stalin y Adolf coinciden con la actualidad entre Putin y Tramp. La historia se repite, desgraciadamente. Finalmente, la propaganda y arenga de un intelectual loco hace ( "y cualquier bufón puede acceder al poder", palabras del propio mariscal.) que el resto del personal se deje llevar hacia el abismo de la muerte.
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