Título original Suburra
Año 2015
Duración 134 minutos
País Italia
Director Stefano Sollima
Guión Stefano Sollima, Sandro Petraglia
( novela Carlo Bonini, Geancarlo De Cataldo)
Fotografía Paolo Carnera
Reparto Pierfrancesco Favino, Elio Germano, Claudio
Amendola, Jaen- Hugues Anglade,
Greta Scarano, Lidia Vitale, Giulia Elettra
Gorjetti, Alessandro Borghi.
El Papa frente al Cristo
crucificado reza para redimir a la sociedad corrupta perdida para siempre. Él
mismo, como contrapunto, pretende dejar su lugar porque algo no funciona. En la última cinta de Tarantino también
iniciaba sus “Odiosos ocho” con un primer plano de un Dios crucificado y sobrecargado
de nieve. Ante la imagen de redención y del perdón, se van a mover unas
imágenes y unos acontecimientos de la degeneración humana. "Suburra" de Stefan Sollima plantea cuál es el papel de los
políticos y a quién se deben. Respuesta fácil: al pueblo. Pero la realidad
difiere mucho de las reglas de juego iniciales. Quizás dan la cara, Pierfrancesco Favino realiza un trabajo enorme de político corrupto, ante los micros de
las teles para suavizar la situación. Ellos dicen que aquí no pasa nada, que la prima de riesgo es un cuento de
las bolsas y que todos estamos a salvo porque el pueblo es fuerte y soberano. A dos pasos, en la vuelta de
la esquina, puedes encontrarte con un vaso de plástico, unas monedas dentro,
una mano que lo alarga a los peatones y sentado en la acera un pobre anónimo en
busca de algún samaritano que se disponga a entregarle la calderilla de su
monedero o bien una pasta de la panadería. Los políticos van de la mano de las
mafias mientras el pueblo llano se hunde en la miseria. Eso por un lado, por el otro, los poderes eclesiásticos
intentan redimir al personal con discursos que hoy en día no hay quien se los crea.
La trama de la película se
desarrolla en torno a un político corrupto, el cual lleva una doble vida, la
primera pública e intachable: de hombre decente con familia e hijo, la segunda, muestra la otra cara opuesta de su profesión para sumergirse en el desmadre estresante que le permite faltar a sus obligaciones del hogar
para pegarse las farras en hoteles con alcohol, sexo y drogas. Sin embargo, no siempre
van a salir bien las cosas y cuando se tuercen no quiere saber nada del marrón.
Así pues, la acción se lía de manera perversa: muertes, ajustes de cuentas, intermediarios
mafiosos que controlan la corrupción tanto de las bandas como de los políticos.
Éstos manejan el mamoneo de la pasta con una jeta impresionante, buscarán aliados en una votación a favor de una recalificación territorial en la costa para
montar un imperio lúdico. Si a cambio de eso hace tambalear al país con unas nuevas
elecciones a él qué más le da tan solo necesita un lugar en las cortes para
estar exento de cualquier acusación que salga por el camino. A su paso queda un
reguero de asesinatos y sangre. Sin embargo, el político vuelve a casa como el
guerrero con la satisfacción del trabajo realizado. Seguirá su trabajo como si nada hubiera pasado, porque la mierda no es cosa suya, aunque se acumule en sus propias narices no le
puede salpicar de ninguna manera en su actividad diplomática. Por eso, moverá
los resortes que necesite para quitarse de en medio el pelagatos chantajista que se le
cruce en su proyección profesional. La mierda que él pueda generar nunca le puede manchar,
quien lo intente acabará en el trullo o bajo tierra. Nunca se manchará ya lo
harán otros por él. Mientras, el país si se
va a la quiebra, pero ese no es su tema prioritario, porque primero está chupar del bote, él y su colla de mafiosos. El tráfico de votos en la cámara de diputados para aprobar la ley es cosa hecha: un cargo por aquí
y unos millones por allá y ley adelante. La fauna política está de acuerdo a
cambio de suculentos fajos de billetes. Así, las mafias también quieren un pellizco considerable del evento. Éstos pretenden no ser menos que los políticos y vivir a su ritmo de vida, eso sí, ellos se ensuciarán las manos de sangre, por eso
quieren una mordida del mismo calibre. El deseo de los capos es manejar ese mundo deseado de drogas, sexo y perversión. Ser el capo de la organización ( eso si antes por el camino no eres un fiambre) y contar pasta con los
dedos todo el día. La ambientación parece que va de la mano con los juegos
sucios, allí en medio de la lluvia que no cesa en toda la proyección y en medio del fango se ejecutarán los asesinatos. Lo
sucio cuanto más pringado, mejor. Ya no basta las persecuciones por las calles,
ahora es por el supermercado de turno a tiro limpio, contra todo lo que se
presente por delante: las verduras y las frutas salpicando por el aire y personal que
compra expuesta a los deseos de las balas y sus asesinos. La venganza no tiene
límites. En definitiva,la película habría dado para una mini serie de capítulos con buenos resultados.Es una película que se ve y se disfruta con pasión, no hay descanso alguno. Se ve la insatisfacción
del personal con sus propias vidas. Nadie se encuentra feliz ni satisfecho con lo
que tiene sino que envidia las
posesiones del prójimo y no está dispuesto a prescindir de un bien que corresponde a todo el
personal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar en esta página