viernes, 17 de enero de 2025

La semilla de la higuera sagrada

 


El primer minuto, la mano que entregan  una pistola con unas balas que caen sobre la mesa. Alguien al otro lado que firma un documento, ya nos atrapa. Queremos seguir la trama para saber qué pasa con esta entrega tan sospechosa. Se puede creer que estamos ante un matón, pero no es así. 
"La semilla de la higuera sagrada" ( premio especial del jurado en Cannes y premio del público del festival de San Sebastián 2024) del director  Mohammad Rasoulof
 se inicia con el sello de un hombre, Imán,  en Teherán, que firma un contrato por un nuevo cargo en su destino laboral: ser juez de instrucción y con ello le entregan una pistola. 



Este aumento en el cargo es de alegría en la familia y le enseña el arma a la mujer como prueba de su nueva situación, la cual será la culpable de parte del conflicto familiar. Su trabajo consiste en juzgar casos, pero sin detenerse demasiado en ellos, pues quieren que firme la sentencia y a otro suceso. La historia se traslada a los disturbios de 2022, por la muerte de Mahsa Amini, torturada y asesinada por no llevar el velo en la cara y  las mujeres protestan contra el régimen que persigue a las mujeres universitarias que gritan por la libertad:" mujeres, vida, libertad". 



En fin, esa disputa que se refleja en la calle traspasa el ámbito público para instalarse dentro del seno familiar y enloquecer a las dos partes: de un lado, un padre fanático del régimen; del otro, dos hijas que luchan como pueden ante la tiranía del poder.


Título original The Seed Of the Sacred Fig

Año                 2024

Duración         168 minutos

País                 Alemania

Dirección         Mohammad Rasoulof

Guion.              Mohammad Rasoulof

Música             Karzan Mahmood

Fotografía        Pouyan Aghababayi

Reparto            Soheila Golestani, Setareh Maleki,
        
                         Maissagh Zareh, Niousha Akhshi,

                         Masha Rostami, Reza Akhlaghirad,
         
                         Shiva Ordooie, Amineh Mazrouie.





Un nuevo juez de instrucción comunica a su familia en un restaurante la feliz noticia. Es un cargo de mucha responsabilidad, pero que debe seguir en el anonimato. No consiste todo en ganar mucha pasta, sino que su decisión no está exenta de culpa, porque él firmará la sentencia y la pueden tomar con él con venganzas violentas. La reunión familia es para comunicarles que ellas mismas, sus dos hijas y la esposa, estarán en serios peligros. Por lo tanto, su madre les advierte que nada de contactos sociales como fotos en redes, ni de amigos y guardarán precauciones de donde van y con quien. Vamos que poco menos que están condenadas por ese cargo de su padre a una vida de reclusión poco menos que como unas monjas. Eso si, quieren librarse de un ataque mortal de los enemigos de su padre tomando las precauciones pertinentes. Llegado el caso de ajusticiar al primer culpable y no le conceden el tiempo suficiente para averiguar si el procesado es culpable o no. Necesita más tiempo, pero alguien por encima de él le dice que firme y se olvide. Se supone que no tiene capacidad de maniobra, ya que se encuentran en un régimen dictador y el tipo que le ha dicho que firme le escribe en un papel que los están escuchando. Hay grabaciones que les pueden condenar por hablar. Le comentan que su ascenso ha sido en contra del jefe y ahora estará muy atento a sus movimientos. Por lo tanto, si el fiscal dicta una pena de muerte, él hace la rúbrica y punto. Es decir, ha de acatar las órdenes de sus superiores y gestionar la  sentencia que su predecesor dejo de firmar porque no estaba de acuerdo. Déjate de hostias de leerte el expediente. Sigue la vida familiar en casa del juez y se ve que las restricciones del país llegan incluso a la propia familia que tiene al padre como una autoridad autoritaria dentro del seno familiar. Imán entra en un estado de crisis por su responsabilidad de condenar a alguien injustamente y sin posibilidades de hacer nada. Así, se encuentra atrapado por el entorno del ajusticiado y por la misma administración que lo empuja para que firme esas sentencias, puede que injustas, sin que él pueda revisar ni corroborar el castigo. Se producen altercados por la muerte de una joven intelectual y en la casa, mientras ven las noticias, la madre defiende ese estado represivo y las hijas no están de acuerdo con esa situación dictadora. Estas se ven implicadas en la revuelta porque tienen una amiga universitaria que está metida en las manifestaciones. La trama se complica en el momento en que una amiga, Sadaf, la involucran en los disturbios y cae herida en manos de una de las hijas que se implica en sacarla del trullo con la ayuda de su padre. La represión es constante en las calles que se ve desde  los móviles de las adolescentes. Así las cosas, hay un enfrentamiento familiar entre hija que ve la realidad de la violencia indiscriminadas en la calle y padre que está amaestrado por el sistema y quiere convencer a su hija sin argumentos. El tipo tiene la pistola como un símbolo de autoridad y de pronto se da cuenta que la ha extraviado, no sabe dónde está. Si no aparece qué mejor solución que meter a a sus propias hijas ante el interrogador oficial del sistema. Es decir, el padre obliga a su familia dentro de la maquinaria de torturadores para averiguar el tema de la pistola. Sigue la trama de violencia entre la familia en peores condiciones: se ha difundido los datos del juez en internet y y él y su familia están en peligro. Por eso se marchan con el coche a un lugar deshabitado y escondido. Finalmente, huyen hacia un lugar recóndito donde nadie les vea, pero la disputa de la pistola volverá a revivir el odio y las locuras que acechan al país. El padre se vuelve más majara de lo que estaba y en medio de las ruinas finalizará el drama en muerte.

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